lunes, 6 de septiembre de 2010

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SANDRO - como lo hice yo

SANDRO - trigal

Periodista y Escritor Peruano - Cesar Hildebrandt


César Hildebrandt: “Preguntas”



Posted: 05 Sep 2010 01:24 PM PDT



Semanario “Hildebrandt en sus trece”, 03 de agosto de 2010



Me inquietan algunas preguntas.



Las preguntas son estas:



¿Por qué si somos un país que crece a tasas espectaculares, seguimos, en muchos aspectos, en un estado de barbarie? ¿Por qué si vamos siendo ricos tenemos la educación que tenemos, los modales de cerdo que hacemos padecer a los demás, la radio casi analfabeta que consumimos, la televisión excrementicia que nos persigue, la prensa banal, cuando no delictiva, que leemos? ¿Por qué si nos va tan bien no podemos tener una ciudad amable y limpia, sin el tráfico que nos secuestra horas interminables? ¿Por qué tenemos, al mismo tiempo que grandes inversiones, una policía mayormente podrida, un poder judicial siempre sospechoso, unos congresistas que avergüenzan, un Tribunal Constitucional desprestigiado por meterse donde no debe y fallar a veces a destajo?



En suma, ¿por qué ahora, cuando muchos dicen que ya pertenecemos a la clase media del mundo, parecemos más primitivos que nunca?



La respuesta no es difícil, pero pocos la quieren cantar.



Y es esta, a mi leal saber y entender: porque esta riqueza provisoria que nos anima la vida es otro ciclo de eso que algunos han llamado “prosperidad falaz”.



Fuimos ricos guaneros, ricos algodoneros, ricos azucareros, ricos salitreros, ricos caucheros, richos anchoveteros y hemos sido siempre ricos mineros. Lo que nunca hemos tenido es orden, respeto y educación, fomento de las artes, ética laboral, justicia y sentido del prójimo.



Ahora creemos que somos más país porque las cifras están en azul y el dólar baja. Es una miseria de visión la que nos reduce al dinero, al PIB, la balanza de pagos. Eso es derrocar al alma y prescindir de lo que nos hace más humanos: los valores.



Releo los párrafos anteriores y compruebo, gustoso, que no son fashion, que suenan anacrónicos, que vienen de la más amplia minoría. ¡Qué bien! ¡Cuánto me alegra! Me moriría de la pena si lo que escribo se pareciera, aunque fuese de perfil, a la “prosa” periodística moderna.



Estoy, también en esto, en mis trece. Nadie me va a convencer de que para estar a la moda tienes que renunciar a pensar, tienes que apagar tu ira, tienes que pertenecer al colectivo del optimismo de las barras bravas.



No tengo ganas de aplaudir después de oír este concierto. Es música que ya conozco y sé a dónde nos conduce.



Oigo la radio, escucho a esos periodistas convertidos en iletrados con el esfuerzo de los años, leo las miserias embrutecedoras de la prensa popular, advierto los silencios de la gran prensa, compruebo la tele y me digo: por lo menos, en cuanto a periodismo se refiere, hemos desmejorado.



Preveo, como todos, el 2011 y me imagino el dilema. ¿Será Keiko? ¿Será Castañeda? ¿No nos mereceríamos algo mejor ahora que estamos, como dice García, con la proa al primer mundo? Entonces me digo que, en cuanto a políticos y representación, tampoco somos mejores que antes.



¿Somos mejores en educación? Las cifras son rotundas y las pruebas internacionales también: no hemos subido de nivel.



¿Hemos rebajado la corrupción? Pregúntenle al doctor García. Él sabe la respuesta. También lo saben Odebrecht, Graña y Montero, Andrade Gutiérrez. No lo ignora el ministro Cornejo -ese ente recaudador-. No deja de saberlo el señor Nava. Entonces me digo: vaya, en este asunto estamos estancados. Pero me equivoco. Hoy se roba más. La sobrevaloración de 200 millones de soles de la avenida Néstor Gambetta es de índole tan criminal que si fuéramos el país de Lula ya tendríamos nuestro Collor de Melho.



El asunto no es sólo vender piedras sin moler y tener más plata. Es aspirar a la civilización, ese contrato socialmente aceptado. Es soñar con ser mejores. En el Perú actual se ha dejado de soñar. Por eso para tanta gente que viene de afuera nos parecemos a una pesadilla.



Fuente: Hildebrandt en sus trece