sábado, 13 de noviembre de 2010

César Hildebrandt: “Hablando de locos”

Semanario “Hildebrandt en sus trece”, 12 de Noviembre de 2010


Que Alan García trate de “loquito de la calle” a un prójimo es un ejemplo docente de proyección freudiana. Docente y de manual.

Todos sabemos que el loquito es él. Claro que no es un loquito cualquiera. Es un bipolar, un maníaco depresivo. Y hace poco se ha descubierto que la manía depresiva y la esquizofrenia -siendo males distintos- podrían partir de la misma alteración genética: las repeticiones erradas de una determinada secuencia en el cromosoma 16 (revista Nature Genetics, octubre del 2009).

En diciembre del 2008, a raíz de otro ataque de incontinencia verbal del doctor García, yo creí necesario escribir los siguientes párrafos (en los que me ratifico, claro está):

El doctor Alan García ha dicho que “las ratas, los ratones, los detritus y los excrementos de la corrupción hay que echarlos del gobierno…”

De esta manera, el doctor García ha reconocido que en su gobierno podría haber ratas, ratones, detritus y excrementos que deberían ser expulsados. Se trata, quizá, de un gesto de confusa, subconsciente y políticamente suicida “sinceridad”. Eso se llama también dispararse en el zapato.

Ha sostenido el doctor García, en ese mismo sermón alucinado y dominical, que “no le retira el adjetivo de rata a Rómulo León” y que, más bien, lo confirma. Esta parece ser una orden tácita al doctor Javier Villa Stein, el presidente del Poder Judicial.

Como se recuerda, Villa Stein fue anecdótico testigo de la embestida del doctor García a la esposa del abogado Víctor Raúl Sotelo Tamayo, doña Dayana Dal Pont, hermosa mujer que, según la denuncia presentada ante el poder judicial, no sólo fue abordada compulsivamente aquella noche de mayo del 2006 sino que fue solicitada por el doctor García a través del teléfono Nextel 9813-4089, durante las cuatro semanas siguientes. Y fue Villa Stein testigo del comienzo de ese episodio porque fue en la celebración de su cumpleaños de hace dos años que el doctor García decidió probar, sin éxito, su suerte de Juan Tenorio.

También ha dicho el doctor García que espera “que esos corruptos y esas ratas, que están muertas en vida, se mueran de una vez…” Y ha añadido que debieran morirse también “los miserables y los mal nacidos que quieren hacer plata con un gobierno aprista…”

No sé qué mensajes pueda haber en estas frases necesitadas de litio, pero lo que sí sé es lo que sabe el Perú entero:

a) Que el doctor García ejerció la abogacía en décadas pasadas, en casos menores y sólo en muy contadas ocasiones, siendo una de ellas en defensa del acusado por narcotráfico Florencio Félix Tupiño García, señalado como uno de los proveedores de pasta básica de la llamada banda de Perciles Sánchez Paredes, asesinado en los 80, en Trujillo, en un aparente “ajuste de cuentas”. En efecto, el sello del “Estudio Alan García P.” figura en el escrito que Florencio Félix Tupiño García presentó ante el III Juzgado de Instrucción el 15 de mayo de 1979 (fojas 140 y 141 del expediente 363-79 de dicho juzgado).

b) Que a pesar de no haber acatado la maldición bíblica posparadisíaca del pan ganado con el sudor de la frente, el doctor García se ha hecho, a lo largo de una vida de abogado sin ejercicio, de un cuantioso patrimonio mueble e inmueble, patrimonio ajeno en absoluto al nivel de sus ingresos oficiales y sólo explicable si se tienen en cuenta las artes de aquel personaje que fue hijo de Vulcano, vivía en una caverna del Aventino y fue asesinado por Hércules (*).

Patrimonio que suma varios millones de dólares, cuyo inventario inmobiliario pleno nadie conoce y cuyas cuentas bancarias afines y concurrentes, con cuentas cifradas y bajo heterónimos partidarios, algunos están investigando en el extranjero, a pesar de las enormes dificultades del caso.

Menos lúcido que nunca, más secuestrado que nunca por esos demonios que le devoran la cordura, el doctor García, que ya había sugerido bombardear la selva cocalera con ayuda de la Fuerza Aérea, dijo que “si un delincuente roba a una persona no se puede esperar que amenace a la policía: las armas de la ley son para usarlas, de frente hay que disparar y con toda decisión…”

El doctor García, violando la ley e incurriendo en severísima causal de cuestionamiento parlamentario, ha propuesto en público la aplicación de una especie de pena de muerte informal “para los ladrones”.


Y, para redondear la faena, el presidente que obtuvo votos de los cerros para gobernar en provecho casi exclusivo de la derecha, ha hablado de “los pitucos”, ha señalado con un dedo mosaico a “los caviares” y ha sostenido que él “prefiere a los hombres de piel cobriza”. Todo un manjar para Bruce, Peña y Hernández.

Cuando en el año 2004 el doctor Alan García pateó malamente, con semblante homicida, a un caminante que dificultaba el registro de las cámaras de TV, muchos recordaron que en mayo del 2001, en un programa de televisión dirigido por Humberto Ortiz, el psiquiatra Horacio Estabridis, grabado subrepticiamente, reconoció que diagnosticó al ilustre paciente que nos gobierna como víctima de “psicosis maniaco-depresiva”.

Y en esa misma grabación clandestina (que el médico condenaría), el doctor Estabridis añadió la siguiente frase: “Hay que ver los discursos que García se manda. Eso sólo lo puede hacer un maniaco…”

El doctor García estuvo internado, en 1979, en la clínica Virgen del Carmen. Su permanencia en esa institución duró entre cinco y seis semanas y se produjo tras la muerte de Haya de la Torre, hecho que hundió al doctor García en una severa depresión.

La revista “Caretas”, en su edición del 10 de mayo del 2001, confirmó todo esto y consultó con otro especialista que atendió también al doctor García. Cito textualmente un fragmento de la nota “La depresión de Alan”, firmada por Ruth Lozada:

“CARETAS ha recibido otro testimonio de un connotado psiquiatra que se suma a la versión dada por el doctor Horacio Estabridis. Asegura que García estuvo internado en la clínica entre cinco y seis semanas y recibió cura de sueño. El diagnóstico en ese entonces de este especialista, que por razones obvias se mantiene en el anonimato, fue “psicosis esquizoafectiva, en su variante depresión con síntomas paranoides”. (Fin de la cita)

La pregunta inevitable es si los desmanes patológicos del doctor García provienen de su condición psiquiátrica o son parte de un frío plan para instaurar en el Perú la barbarie de la pena de muerte a discreción, la sujeción del poder judicial a las filias y fobias de Palacio y el hábito de que el Presidente de la República se exprese como un carretero bebido.

(*) Caco, en la mitología romana, figura que representaba el latrocinio. No confundir con Caca, muy antigua divinidad itálica del fuego.

Después de escritas estas líneas ocurrirían muchas cosas. Entre ellas, Bagua, lo de Crousillat, el intento de pasar la ley de impunidad, la cachetada, el ascenso de la corrupción en obras y equipamiento, y desatinos surtidos que sería aburrido enumerar. Ahora ya estamos en plena campaña electoral y sería importante que la oposición le exigiera al presidente de la República que, en esta ocasión por lo menos, nos haga el favor de dejar de entrometerse. Es decir, que cumpla con la ley que lo obliga a ser neutral.

Mercedes Aráoz y sus fantasmas de Bagua

Mercedes Aráoz no solamente es la espécimen política más hermosa de esta farándula, también es una de las que continuamente hace lobby con nuestros vecinos chilenos, no solamente fue la ex-ministra de una ultraderecha que consolidó la economía del Estado en contra de los intereses de los pobres, más pobres, y pobres extremos del Perú, también es la que firmó el tratado por el cual un grupo de nativos se enfrentó a la policía que dejó como resultado 34 personas fallecidas; no solamente es la más deseada para cámaras de televisión, también es una de las que siempre pasa desapercibida cuando de hablar de las mentiras de este gobierno se trata y eso también es responsabilidad de los medios de comunicación que les encanta la fotografía con ella.


Conclusión: Lo que ayer pudo ser hermoso, hoy solo es la fachada de una mentira con pintalabios.






El legislador Guido Lombardi (UN), presidente de la comisión que investigó los luctuosos sucesos ocurridos en Bagua el 5 de junio del 2009 y que dejaron 34 personas fallecidas, halló responsabilidad política en las ex ministras del Interior y Comercio Exterior, Mercedes Cabanillas y Mercedes Aráoz, respectivamente, así como en el ex primer ministro Yehude Simon.


En el informe final que Lombardi presentará para la aprobación de los otros seis parlamentarios que integraron este grupo de trabajo, se detalla que Mercedes Aráoz no explicó correctamente al Consejo de Ministros los alcances de los decretos considerados lesivos por las comunidades amazónicas, para no poner en riesgo el Tratado de Libre Comercio firmado con Estados Unidos. RPP

“La responsabilidad de la hoy ministra de Economía, a mí me parece francamente atenuada, hay una responsabilidad política evidente, pero su tarea no era vigilar lo que pasó en Bagua. Su tarea era sacar adelante el TLC [Tratado de Libre Comercio] con Estados Unidos y esa misión quizás la cumplió con un exceso de vehemencia y diciendo cosas, por lo menos, inoportunas e inadecuadas”, manifestó en el programa “No Hay Derecho” de Ideeleradio.

Yehude Simón (ex primer ministro) revela por vez primera que los días anteriores a la asonada en Bagua, la entonces Ministra de Comercio Exterior y Turismo, Mercedes Araoz, “le dijo al presidente (Alan García) y le dijo al consejo de Ministros que con esto (la promulgación o no de las leyes de la Amazonía) corría peligro el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos”.
Terra

Recetas del Poder: Chomsky y las 10 estrategias de manipulación mediática

El lingüista estadounidense Noam Chomsky, célebre por su militancia política progresista, elaboró una lista de las “10 estrategias de manipulación” a través de los medios. Prescindiendo de las consideraciones ideológicas que Chomsky agrega, las fórmulas de manipulación que sintetiza son, en líneas generales,en forma alternativa y a veces simultánea.


1- La estrategia de la distracción.

El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. “Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

2- Crear problemas, después ofrecer soluciones.

Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3- La estrategia de la gradualidad.

Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

4- La estrategia de diferir.

Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5- Dirigirse al público como criaturas de poca edad.

La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

6- Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión.

Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

7- Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.

Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

8- Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.

Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

9- Reforzar la autoculpabilidad.

Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. ¡Y, sin acción, no hay revolución!

10- Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen.

En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.