jueves, 22 de julio de 2010

¿De qué madre tierra nacimos?

Pocas veces y desde que tengo –cierto- uso de razón he podido ser testigo de cómo un país es devorado literalmente por sus políticos, por aquellos hombres que por buena estrella fueron escogidos para llevar a mejor puerto su nación.

El Perú nació enfermo y nunca terminó de perdonarse que un puñado de forajidos españoles destruyera en pocos días toda esa gran cultura Inca.

Y nosotros somos hijos de esa enfermedad, hijos de esa violencia indiscriminada que en los 80 y 90 tuvo que llorar a su hermano asesinado por un grupo terrorista demencial. De esto se dice poco en los libros de historia y sin embargo ha dejado huellas muy profundas en nuestra materia prima como nación.

Nosotros, los ciudadanos, los que trabajamos la tierra de este país, permitimos que un hombre llegado del oriente se burlara de nosotros, prácticamente se orinara sobre nosotros; mientras su asesor repartía montañas de dinero a la gente influyente del país. Mierda: piscinas de mármol, retretes bañados en plata, palacios, putas bien pagadas, fortunas en bancos extranjeros, etc.

Pero Fujimori no solo le robo dinero al Perú, también, y esto es mucho más grave, le robo la poca dignidad que le quedaba, no solo se llevo un tiempo de nuestra historia, también se llevo nuestro orgullo como nación, esa materia prima que existe en la carpeta de los sociólogos, se llevo la sangre del país. Y ahora su hija quiere ser presidente y la gente le vuelve a dar su confianza.

¿De qué madre tierra nacimos? ¿Cuál es esa historia de la que debemos estar orgullosos?

Entonces viene el afrancesado que escapo por los techos y le dan otra oportunidad. Alan García, NUNCA debió ser presidente, Alan García pertenece a esa casta enferma del país, a esa casta oportunista que entiende la mentalidad del peruano, que conoce nuestros defectos y los manipula, que sabe que en este país todo, TODO se arma a punta de artimañas, del juego sucio, del acomodo, del apoyo mafioso que sabe que todo tiene un precio.

El Perú no murió cuando Fujimori renunció a la presidencia por fax, murió cuando la gente le permitió que se fugara. El Perú no murió cuando sus Fuerzas Armadas proclamaron una victoria (inexistente) en el Cenepa, murió cuando sus Generales se arrodillaron ante un delincuente y le juraron lealtad. El Perú no murió cuando asesinaron a ocho periodistas en Ayacucho, murió lentamente cuando dos mujeres de prensa fueron filmadas durmiendo en la cama del Presidente.

Este oportunismo asqueroso del político peruano, esta valentía atrasada, este insólito interés por los llamados “pobres del Perú”, nos pinta de cuerpo entero como nación. Nuestro futuro se escribe lentamente. Somos un accidente que intenta renacer de su enfermedad. Tarea ciertamente imposible.

P.D.
Muladar News no se dejará influenciar por ese populismo insignificante y se compromete a JAMAS informar sobre ese disparate llamado Jaime Bayly y sus febriles devaneos que apuntan hacia la Presidencia del Perú.

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